Como el viejo aroma de un árbol en pleno abril,
así de espectacular como el llanto febril
de una gota de rocío,
que golpea el suelo con fuerza,
con ese ímpetu que tanto caracteriza paisajes espectaculares, como tu.
Entre un mar de ilusiones
que juegan a encontrarse mutuamente entre dos caminos,
formados por cadenas de tiempo.
Bajo el sentimiento de gloria
que amerita cada susurro de tus ojos.
Una y otra vez contra las olas de un deseo,
perdido en tus brazos, navegando entre pasiones,
entre tus labios.
Sin razones, sin distinciones.
Por cada hoja que juega en el viento
como las horas inagotables
que circular entre distintos momentos,
como esa parte de ti, esa parte de mi.
Esa barca tuya, esa barca mía... ese camino nuestro.
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